Qué pasó en la educación en 2021: ¿que cambió y que hemos aprendido?

El 2021 ha sido un año de transformaciones en la educación.

Los retos de los últimos años, marcados por la pandemia de COVID-19, han destacado por su dureza. Sin embargo, los centros y el propio sistema se han adaptado poco a poco a la situación. ¿Qué es lo que ha cambiado?

La importancia del factor digital

Desde que la pandemia comenzó en el 2020, las aplicaciones digitales han demostrado una gran utilidad. Si bien no son una novedad en la enseñanza, se han revalorizado y convertido en la tabla de salvación de los centros educativos de todo el mundo.

El 2021 ha supuesto una dura prueba para todos los sistemas de educación: el año empezaba con la vacunación masiva de la población mundial y terminaba con el impacto de la nueva variante.

Por eso, a la hora de garantizar la formación  para todos el uso de herramientas digitales ha sido supuesto un hito importante. Se ha demostrado  que esta forma de llevar a cabo las clases evita que los alumnos queden descolgados del avance del curso.

Y es que, aunque se declare un nuevo confinamiento, las clases pueden continuar en remoto con normalidad. Esto ha llevado a que la enseñanza asíncrona se vuelva habitual: gracias a ella, el estudiante tiene acceso a todo el contenido de las clases y puede participar en su formación en cualquier momento.

Podrá plantear las dudas que le surjan, y que su profesor le podrá contestar sin problemas. Tecnologías como el Learning Management System o LMS (con el cual DreamShaper se integra) facilitan la superación de  estos retos.

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La formación del profesorado

El profesorado tuvo que aprender a utilizar las diferentes herramientas digitales que tenía a su alcance. Si bien el manejo de la mayoría ya era conocido, lo cierto es que la implementación de sistemas híbridos resultó problemática al principio. Las nuevas plataformas requerían de un carácter más activo por parte de los profesores, que debían atenderlas con asiduidad para no dejar aislados a los alumnos que permanecían en sus hogares.

Así pues, tuvieron que formarse en su uso y aprovechamiento e incluirlas en su día a día. Sin embargo, el esfuerzo mereció la pena, ya que estaba en juego la educación de alumnos de todas las edades. Pese a las dificultades impuestas por  la pandemia, el reto se ha podido superar con éxito… Y eso ha tenido repercusiones en todo el sistema.

El reto del liderazgo educativo

El sistema educativo necesitó de un liderazgo para poder implementar los ajustes necesarios. La pandemia impuso exigencias que se notaron tanto en lo administrativo como en lo académico: cada centro tuvo que adaptarse como pudo a la nueva realidad, para lo que se necesitaron  direcciones fuertes y con visión. Elaborar normas sanitarias, llevar controles estrictos o formar al profesorado fueron algunas tareas que tuvieron que efectuar.

Sin la iniciativa y la determinación de cientos de directores de centro, los cambios no hubieran llegado a ser efectivos. Incluso en los momentos de mayor incertidumbre, se tuvieron que tomar decisiones complicadas, pero necesarias. Solo así los alumnos pudieron continuar su formación con el menor número de trabas, algo que no ha pasado desapercibido.

Además, se pudo apreciar que lo importante eran las personas y no tanto las metas o los indicadores de rendimiento. Tanto los alumnos como el profesorado ponían en riesgo su salud: ambos grupos podían contagiarse entre sí, lo que se extendería a los hogares, familiares y conocidos de cada uno.  Por eso en cada centro se hubo de actuar motu propio para tomar cuantas medidas fuesen necesarias en cada caso y, así, evitar males mayores.

También hay que tener en cuenta el ingente trabajo realizado en condiciones de incertidumbre y falta de personal. Pese a la ayuda fundamental de las nuevas tecnologías, si el profesorado enfermaba en su mayoría difícilmente se podría dar clase alguna. No obstante, tras el impacto inicial en 2020 se  tomó nota de los principales problemas, y en el 2021 el sistema consiguió mantenerse a flote.

Como ves, la educación ha pasado un 2021 difícil, pero que le ha servido para descubrir el verdadero potencial de la tecnología digital, el liderazgo y de la formación del profesorado.

El 2022 acaba de empezar, y también viene cargado de retos. En DreamShaper podemos ayudarte con nuestras soluciones. ¡Contacta con nosotros!

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