Metodologías activas: cambio de paradigma en la educación post pandemia

Durante la última década, el mundo ha experimentado una aceleración de las herramientas digitales para la educación a distancia.

La llegada de la pandemia, sin embargo, dio una nueva velocidad a este proceso.

Un estudio anual de Pearson, llamado Global Learner Survey, encontró que casi el 80% de las personas cree que la educación primaria, secundaria y superior cambiará debido a la crisis global sanitaria. Además, casi el 90% dice que el aprendizaje en línea será parte de estos tres niveles educativos.

Es un escenario desafiante, que necesita ser entendido en profundidad, para generar nuevos conocimientos y mapear posibilidades de acciones para el presente y el futuro. Incluso frente a una crisis humanitaria y de salud, de la que todos tenemos que lamentar, comienzan a surgir nuevas oportunidades para mejorar la educación en sus más variados frentes en un escenario durante y después de la pandemia.

Las metodologías activas pueden y deben ganar cada vez más espacio.

Las metodologías activas son estrategias de enseñanza enfocadas a la participación efectiva de los alumnos en la construcción del proceso de aprendizaje. Todo de forma flexible e interconectada. El alumno se convierte entonces en protagonista y transformador del proceso de enseñanza, mientras que el docente asume el rol de asesor, abriendo espacios de interacción y participación de los alumnos en la construcción del conocimiento.

La combinación de metodologías activas con modelos híbridos aporta importantes aportes al diseño de soluciones actuales para alumnos y docentes. El aprendizaje activo aumenta la flexibilidad cognitiva, que es la capacidad de alternar y realizar diferentes tareas, y ayuda a adaptarse a situaciones y problemas inesperados, superando incluso modelos mentales rígidos y automatismos ineficientes.

Todo esto hace que estas metodologías promuevan el desarrollo de la dimensión cognitiva y socioemocional de los alumnos.

Para la eficacia de la enseñanza híbrida, el vínculo entre los dos modelos de aprendizaje (presencial y online), debe existir una integración entre ellos, de modo que se complementen.

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La necesidad de personalización de la docencia, asociada a las herramientas digitales, es, por tanto, una respuesta al modelo convencional, que muchas veces resulta ineficaz o insuficiente para brindar una experiencia completa a docentes y alumnos.

La combinación de experiencias y tecnologías digitales tiene la misión de promover una reorganización del tiempo y el espacio del aula, promoviendo una mayor autonomía y compromiso, puntos fundamentales para la evolución intelectual y un mejor uso de los contenidos.

Además de la enseñanza híbrida, el aula invertida, modelo en el que el docente pasa los contenidos y luego, en casa, el alumno intenta resolver los ejercicios e identificar sus dudas, y la gamificación, que consiste en acercar la experiencia de juego a la docencia, son otros ejemplos de metodologías activas. Estas son prácticas que los docentes de todo el país deben tener en consideración.

Es fundamental, en este momento, que cada institución analice su realidad y busque implementar las metodologías que mejor se ajusten a sus respectivos objetivos.

Para que esto sea posible, el docente y sus responsables deben buscar una actualización constante sobre las tendencias y novedades en educación.

Por veces la educación pública tropieza con la falta de recursos para promover nuevas prácticas e innovaciones, por ejemplo, que solo deben resolverse a través de políticas públicas, muchas veces regionales, y en la mayoría de los casos con el apoyo de instituciones afines a empresas privadas y focalizadas en educación. 

Los cambios en los valores y costumbres de la sociedad como consecuencia de los impactos del coronavirus son profundos. La pandemia fue capaz de aislar a millones de personas, redefinir hábitos e influir en comportamientos hasta entonces bien establecidos, incluso dentro de las instituciones educativas.

El momento ofrece a todos, especialmente a los docentes, la oportunidad de comprender los desafíos inevitables, extraer las lecciones de este año atípico y, en consecuencia, comenzar a escribir la nueva historia de la educación, más inclusiva y digital. 

 

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