Las metodologías activas cambian el rol del docente

Las metodologías activas conducen a un cambio en el rol del docente. El alumno pasa a estar en el centro del proceso de aprendizaje, lo que exige adaptarse para conseguir los mejores resultados.

Así, se consigue una enseñanza más significativa y un mayor aprovechamiento. ¿Qué debes tener en cuenta? Descúbrelo a continuación.

Un cambio en el rol del docente

En el modelo tradicional, el profesor es la fuente de conocimiento. Se encarga, mediante clases magistrales, de transmitir una serie de informaciones a sus alumnos, los cuales las pondrán a prueba a través de diferentes ejercicios. Este modelo se ha utilizado durante décadas, pero actualmente se cuestiona su utilidad y, sobre todo, su efectividad.

Seguro que has visto cómo los alumnos se aburren, desconectan y dejan de prestar atención al poco tiempo. Este método, pese a que sigue vigente y es muy empleado, convierte al estudiante en un sujeto pasivo y al profesor en un mero transmisor de conocimientos. Por suerte, todo esto cambia al usar una metodología activa, como las que se basan en proyectos.

¿En qué consisten las metodologías activas?

En estos sistemas orientados al estudiante, el profesor se convierte en un guía, una fuente de motivación, cuyo trabajo se asimila al del director de una orquesta. Plantea un marco a los alumnos, el cual los ayudará a desarrollarse, a trabajar en equipo y favorece a que aparezcan las dudas. Pero no creas que esto lleva a la pasividad, todo lo contrario: el vínculo entre estudiante y docente se fortalece.

Lo que se busca es que los alumnos absorban conocimientos útiles para su vida y que logren desarrollarse de forma satisfactoria. El profesor es quien se encarga de esta transmisión, pero desde un punto de vista más práctico. Es importante que preste atención al progreso de cada estudiante, lo anime y entienda las necesidades que pueda tener. Cada uno es un pequeño mundo por explorar y al que hay que dar forma.

Al final, si todo sale bien, los alumnos dispondrán de las herramientas necesarias para desarrollarse personal y profesionalmente. No se trata de que sepan recitar una lista de reyes o fechas significativas de la historia, sino que comprendan el porqué de los hechos.

El profesor fuera del aula

El papel del profesor no solo se encuentra en el aula, sino que también debe llegar fuera de ella. Las metodologías activas colocan al alumno en el centro, lo que lleva a conocerlo en profundidad. De esta manera, podrás desarrollar estrategias adecuadas para solventar los problemas que esté atravesando y garantizar que el proceso de aprendizaje sea satisfactorio.

Los padres son una pieza esencial en el contexto de los alumnos y tienen una predisposición a interesarse por lo que les ocurre. Otro aspecto fundamental es la comunidad que rodea tanto al estudiante como al profesor. 

El centro de estudios debe estar volcado en encontrar las estrategias adecuadas para conseguir los mejores resultados. Para esto, los docentes deben trabajar en equipo, compartir puntos de vista e ideas para hacer un mejor trabajo. De ello dependerá el futuro de los estudiantes.

Más allá de los muros del centro, hay que prestar atención a la comunidad más inmediata. Esta es la localidad en la que se encuentra, la cual puede formar parte, aunque sea de forma indirecta, del proceso de aprendizaje. Las visitas culturales, por ejemplo, son una herramienta interesante y que debe aprovecharse para aportar valor a los alumnos.

En definitiva, el papel del profesor cambia con el desarrollo de las metodologías activas. Ahora son los creadores de un marco de aprendizaje y no unos meros transmisores del conocimiento. Además, es preciso que uses las mejores soluciones que te ofrece la digitalización. ¡Contáctanos!

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