Blended Learning: estudiar en formato híbrido

La enseñanza en formato híbrido se está abriendo paso. En estas etapas de la pandemia, se apuesta por combinar lo presencial con lo online, y el síncrono con el asíncrono.

Esto permite a instituciones de diverso tipo adaptarse a los cambios de la crisis sanitaria. ¿Cómo afecta esta realidad a la educación? 

Un cambio de modelo tras la pandemia

Las clases híbridas combinan la educación a distancia con la presencial, y las actividades síncronas y asíncronas. Durante los peores momentos de la pandemia, el modelo remoto fue utilizado de forma extensiva. Al fin y al cabo, permitía seguir con la formación de los alumnos pese a la crisis sanitaria. Si bien su implementación no estuvo exenta de problemas, su desarrollo fue exitoso.

Su principal efecto en la formación es el aumento de la versatilidad. En la educación tradicional, la presencialidad ha sido la nota dominante.

Los alumnos acudían cada día a su centro, iban a su clase y se sentaban en su correspondiente pupitre. Sin embargo, la digitalización permite ir más allá de este modelo y lleva las clases a los hogares de los estudiantes. Cada vez existen más plataformas de educación en la red, las cuales emplean la formación en remoto como la fórmula más adecuada para las necesidades de los estudiantes. 

Los alumnos estudian a su ritmo, sea a través de vídeos o textos, y algunas instituciones apuestan por realizar exámenes presenciales, en especial los más importantes.

Como ves, ambos métodos, el remoto y el presencial, se han probado a lo largo de los años con éxito. No obstante, es posible aumentar las capacidades de ambos al combinarlos.

Piensa que habrá alumnos que prefieran asistir a clase y estar junto a sus compañeros, mientras que otros querrán permanecer en casa. Además, en situaciones como una enfermedad, el estudiante no tiene por qué quedarse descolgado gracias al formato híbrido blended learning.

Dos ventajas fundamentales del blended learning

En primer lugar, con este modelo no se pierde calidad en la educación. El profesorado dispone de una amplia variedad de herramientas para efectuar el seguimiento de los alumnos. Por ejemplo, puede contestar dudas en el acto a través del correo electrónico o con una videollamada.

Otro aspecto relevante reside en la grabación de las clases. Estas dejan de ser eventos únicos, en los que el alumno puede perder el hilo o dejar de prestar atención.

Al poder revisarlas posteriormente, tiene la opción de absorber mejor las enseñanzas. Además, el profesor puede preparar vídeos específicos según el tema y su dificultad, entre otras muchas opciones. Esto también permite que la enseñanza sea asíncrona, y que cada alumno pueda trabajar en el horario que más le convenga (especialmente importante en los hogares donde varios estudiantes comparten un solo ordenador).

Claves para aprovechar el formato híbrido

No aprovechar este modelo es un error. Para conseguir buenos resultados, debes prestar atención a una serie de cuestiones. La primera reside en las habilidades que necesitan los propios docentes.

Es imprescindible que se familiaricen y sepan utilizar las tecnologías adecuadas para el trabajo en remoto. Tendrán que saber aplicarlas para las clases presenciales, lo que puede suponer todo un reto.

Además, flexibilizar el currículo de los estudiantes, en especial en su contenido, los ayudará a sacarle mayor provecho. En un entorno como este, los libros de texto pierden su valor. Pueden acceder a la información a través de vídeos y documentos. Estos deben permanecer tanto en la plataforma empleada por el centro como a disposición del alumno.

El seguimiento del alumno debe cobrar mayor peso. No solo tienes que prestarles atención en clase, sino que tus actividades se extienden más allá. Cada uno debe estar identificado y disponer de un perfil propio en el que pueda comprobar sus notas u observaciones.

Esta es una de las claves más importantes, ya que puedes ofrecer a los estudiantes información de gran valor en materia académica. Así, los ayudas a mejorar de forma continua.

Por último, si no se garantiza una correcta infraestructura y equipamiento, el formato blended no va a funcionar. El acceso a la red, tanto de alumnos como profesores, se debe mantener en todo momento. También deben disponer de los dispositivos adecuados, como un ordenador, con los que poder asistir a clase de manera remota o realizar ejercicios.

En definitiva, el formato de trabajo híbrido cambia por completo la educación. Esta se hace más flexible y versátil, los cual beneficia tanto a los profesores como a los propios alumnos. Adoptarlo y ponerlo en práctica no es una cuestión de futuro: es una necesidad del presente que no debe dejarse pasar. 

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